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lunes, 27 de marzo de 2006

Bula Catechesi Tradendae - León XIV



BULA PAPAL
CATECHESI TRADENDAE
De nuestro Santísimo Señor
León XIV

Siervo de los Siervos de Dios,
=
por la Divina Providencia
a los Patriarcas, Primados, Cardenales, Arzobispos, O= bispos

y otros ordinarios en Paz y comunión con la Sede Apostól= ica.

     
        Trasciende la Catequesis entre las funciones apostólicas que, de= sde la elevación a la máxima jerarquía de la Iglesia Militante, Nos, Sumo Pontífice, Vicario de Cristo en la Tierra, Doctor Univ= ersal, Patriarca de Occidente, Patriarca Ecuménico, etc., hemos luchado par= a la restauración y triunfo final de la Santa Iglesia Católica, la cual es Una y Verdadera, fuera de a cual no hay salvación, como no la hubo fuera del Arca de Noé, figura de la Santa Iglesia[1][1].
        Viendo pues que el mantenimiento, allí donde ha ocurrido, y q= ue la restauración, allí donde se profanaron los altares (tal co= mo lo había visto el Profeta Daniel[1][2]) de la Sagrada Misa = y los Santísimos Sacramentos fueron y son recibidos con fervor y que, desd= e la Apostasía, aquellos que no cayeron en el error modernista han continuado bajo las observancias del Catecismo Mayor, instituido por Nuestro Predecesor de Glor= iosa memoria, San Pío X, Nos, Sumo Pontífice, ordenamos la re-publicación del mismo a fin de que sea leído, estudiado y practicado por todos aquellos que estén en Comunión con la Santa Iglesia Católica.
         Obligación es para todo ser humano conocer la Verdad (que como tal sólo puede ser una) revelada por Dios. Esa verdad que el Dios Trino = ha revelado, es enseñada por la Iglesia Católica, única depos= itaria de esa misión educadora y civilizadora frente a un mundo bárb= aro, pecaminoso y que se conduce a la perdición. Toda esa Verdad se encue= ntra resumida en el Catecismo. El Catecismo contiene lo que debemos creer, lo que debemos practicar, los medios de salvación, así como las verd= ades frente a los malignos errores modernos que, desde la Revolución Francesa han tratado de destruir la Obra de Dios, que es = la Iglesia Cató= lica, de la cual, Nos, aunque indignos, gobernamos, no por voluntad nuestra, sino= por la de Dios.
         Ordenamos y establecemos a perpetuidad, este Sagrado Catecismo, para= ser enseñado y practicado por todos los Católicos. Ordenamos y establecemos a perpetuidad la lectura regular del mismo. Así también establecemos para siempre que nadie pueda ser juzgado o censurado nunca por este catecismo, que nadie pueda nunca ser perseguido a causa de la enseñanza del mismo y que nadie jamás prohí= ;ba la lectura, meditación y predica de estas santas palabras, para edificación moral y espiritual de los cristianos, que únicame= nte están en la Iglesia Católica Apostólica Remanente.
         Ordenamos y decretamos que, desde el momento de la publicació= n de esta Bula Papal y del Nuevo Catecismo, nadie pueda ya más utilizar el catecismo modernista, empero que si pueden leer y enseñar el Catecis= mo Mayor de San Pío X, o el Catecismo Romano, siempre y cuando se aclar= en que no se refiere más a la Iglesia de Roma, sino a la verdadera Iglesia que ha sido restaurada en nuestros días y que Nos dirigimos, como Sumo Pontífice, Vicario de Cristo, Pastor Universal, Doctor Infalibre y D= ulce Cristo en la Tierra.
         Finalmente decretamos y establecemos solemnemente que absolutamente nadie, pueda anular esta página que expresa Nuestro permiso, Nuestra decisión, Nuestro mandamiento, Nuestro precepto, Nuestra concesión, Nuestro indulto, Nuestra declaración, Nuestro decr= eto y Nuestra prohibición ni ose temerariamente ir en contra de estas di= sposiciones. Si, sin embargo, alguien se permitiese una tal alteración, sepa que incurre en la indignación de Dios Todopoderoso y sus bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo.
         Dado en Moreno, e= n la Capilla de Nuestra Señora de la Compasión, el año dos mil seis de la Encarnación, en el primer año de nuestro pontificado.
 
+ LEÓN XIV.
 



[1][1] Bonifacio VIII, Bula = Unam Sanctam, 1302.
[1][2] Dan XI, 31-32.

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