Con la muerte de Su Santidad San
Pío XII el Cardenal Roncalli (hereje) usurpó la Silla Apostólica y adoptó
el nombre de Juan XXIII. Por ser un hereje esa elección fué
invalida y a través de su encíclica “Pacem in Terris” enseñó el
error, demostrando de esa manera que su elección había sido nula ya que se
trataba de un no-católico, un no-cristiano... la convocatoria al
Conciábulo Vaticano II confirmó esta realidad que se veía perfilar
desde hacía mucho antes: la Iglesia de Roma había sido infiltrada por
enemigos que fueron identificados como marxistas y Francmasones y cuyo
objetivo era reemplazar al verdadero culto católico por el culto del Nuevo
Orden. Ellos habían subido hasta las posiciones más altas de la Iglesia,
asegurando que la toma de la Iglesia fuese completa cuando moría el Papa
San Pio XII, para que uno de ellos pudiera ponerse en la Silla de Pedro.
La profecía de Nuestra Señora en La Salette (1846) se cumplió: "Roma
caerá y se convertirá en la Sede de Anticristo."
Los enemigos introdujeron cambios
devastadores en la Iglesia. En la enseñanza de la doctrina, se disimularon
muchas verdades indiscutibles de la fe o se las negaron, como el misterio
de la Santísima Trinidad, la Divinidad de Cristo, la existencia de los
ángeles—y, notablemente, la existencia de Satanás y otros espíritus malos,
así como la existencia del infierno. El pecado original fue negado,
haciendo, por tanto, innecesaria la redención. El concepto del pecado no
fue enseñado, o se le redujo a las ofensas sociales en lugar de ofensas
contra Dios. Se negó la inmortalidad del alma, asimismo la existencia de
Purgatorio, quedando superfluas las oraciones para los
difuntos.
Se mantenía que el Bautismo es
meramente una señal externa de la incorporación al Pueblo de Dios, en
oposición a la enseñanza tradicional que el Bautismo es para la remisión
del pecado original. La Confirmación ya no fue considerada importante y se
administró con cada vez menos frecuencia. La Confesión desapareció
prácticamente, ya que las personas perdieron la conciencia del pecado. La
Transubstanciación y la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía fueron
puestas en duda o se negaron como meramente simbólico. La Comunión se
administró en la mano – un sacrilegio. La lista puede seguir.
La Misa del Nuevo Orden que
elimina el concepto de la Misa como Sacrificio reemplazó el gran
Sacrificio del Calvario que se renovaba cada día en la Misa Tridentina
Latina tradicional. El altar se convirtió en una mesa parecido a los
servicios religiosos protestantes, y el sacerdote estaba de pie con su
espalda al Sacramento. Muchos no-católicos e incrédulos colaboraron en
compilar la Misa del Nuevo Orden, llamada Novus Ordo Missae. Esta
Misa había de estar en conformidad con la nueva sociedad que se iba
preparando bajo el nombre de NUEVO ORDEN MUNDIAL.
El plan para esta Nueva Sociedad
es basado en el concepto de la Hermandad de todo las Religiones Mundiales,
para ser representado por el "Papa Nominal" de Roma, Juan Pablo II, y
ahora Benedicto XVI, el falso vicario de Cristo. Los pueblos del mundo han
de ser encaminados hacia la venida del Anticristo en fases preeliminares
empezando con el culto al hombre y el culto a dioses falsos. ¡Ahora podrá
entender mejor la razón por acontecimientos públicos como los de
Asís!
En
palabras simples, la Sinagoga de Satanás tragó a Roma, y la verdadera
Iglesia de Cristo tenía que huir al desierto. El Papa no está en Roma.
¡Pedro está en el exilio!
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viernes, 24 de marzo de 2006
El Porqué de la Iglesia Remanante
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